El pasado día 30 de septiembre, finalizó el Concurso de poesías Poémides con amplia participación de poetas de habla hispana a nivel internacional y a través de la red social Facebook.
Se presentaron grandes trabajos y de muy diferentes estilos. Sirva como muestra la aportación de los ganadores del concurso. Felicidades a los agraciados con este premio, que recibirán un ejemplar del libro de poesías Poémides, firmado por el autor. Nuestro especial agradecimiento a todos los participantes y a todos los comentaristas, uno de los cuales, ha sido agraciado con un ejemplar por ser elegido su comentario como el mejor.
GANADORES DEL CONCURSO POÉMIDES
Esperanza Mena Saenz, con sus poemas “Con sus ojitos cerrados” y “Para una amiga muerta”.
Almudena de la Fuente, con sus poemas “Concierto para un poeta” y “Caricia de agua”.
Miguel Álvaro Tuzani Juárez, con su poema “Mujer del paraíso”.
Premio al mejor comentario:
Ana Ormad Mayoral
CON SUS OJITOS CERRADOS de
Esperanza Mena Saenz
Su cara blanca de nácar
cubierta con su mortaja
y sus ojitos cerrados…
la niña yace en su caja.
La sala llena de flores,
¡ya no cabe ni una rama!
y las lágrimas de todos
por las mejillas resbalan.
Treinta dos años de vida
por la muerte arrebatada,
que vilmente la arrancó
cuando apenas comenzaba.
Era una blanca azucena
¡que ni el sol la molestaba!
temeroso de que el viento,
su verde tallo cortara.
Pero la muerte traidora
ha estirado su guadaña
y a esa linda azucena
corto su tallo con saña.
Que dolor más doloroso
el alma le partirá….
a los padres que con pena
tenga al hijo que enterrar.
cubierta con su mortaja
y sus ojitos cerrados…
la niña yace en su caja.
La sala llena de flores,
¡ya no cabe ni una rama!
y las lágrimas de todos
por las mejillas resbalan.
Treinta dos años de vida
por la muerte arrebatada,
que vilmente la arrancó
cuando apenas comenzaba.
Era una blanca azucena
¡que ni el sol la molestaba!
temeroso de que el viento,
su verde tallo cortara.
Pero la muerte traidora
ha estirado su guadaña
y a esa linda azucena
corto su tallo con saña.
Que dolor más doloroso
el alma le partirá….
a los padres que con pena
tenga al hijo que enterrar.
CONCIERTO PARA UN POETA de
Almudela De la Fuente
Lloro bajo palio púrpura, los siglos de memoria,
que escurren su inocencia en pergamino antiguo.
Lloro los páramos que mi cuerpo sin el tuyo
de forma desbocada ha recorrido.
No me aterra el frío del papel,
ni los rayos que cansados sus codos reclinan,
ni las sílabas asonantes de fragancias imprevistas.
No temo lo que parece efímero ante la inmensidad
pues sin duda lo es/ temo lo efímero ante la mirada humana
que se engaña con meras escaramuzas cruzadas.
No temo las sombras que levitan tras las sombras,
ni los recuerdos disuasorios de las historias,
ni lo finales atroces/pues inevitablemente son finales.
No tener final es lo que me aloca
colgar la piel al otro lado del muro,
y no tenerte delante para decirte a los ojos:
Te amo/¿Tienes unos siglos para besarme la boca?
Duna
que escurren su inocencia en pergamino antiguo.
Lloro los páramos que mi cuerpo sin el tuyo
de forma desbocada ha recorrido.
No me aterra el frío del papel,
ni los rayos que cansados sus codos reclinan,
ni las sílabas asonantes de fragancias imprevistas.
No temo lo que parece efímero ante la inmensidad
pues sin duda lo es/ temo lo efímero ante la mirada humana
que se engaña con meras escaramuzas cruzadas.
No temo las sombras que levitan tras las sombras,
ni los recuerdos disuasorios de las historias,
ni lo finales atroces/pues inevitablemente son finales.
No tener final es lo que me aloca
colgar la piel al otro lado del muro,
y no tenerte delante para decirte a los ojos:
Te amo/¿Tienes unos siglos para besarme la boca?
Duna
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Enlace con la voz de la autora:
MUJER EN EL PARAÍSO de
Miguel Álvaro Tuzani Juárez
He soñado con tu rostro
A mil kilómetros de distancia,
Con tus labios de amplia sonrisa
Y tus ojos grandes avellanados.
He soñado tu negra melena,
Tu graciosa y esbelta figura,
Depósito de incisivas miradas
Y primógenos deseos.
He soñado con el imposible,
Pues para mí era de tus miradas,
La más solícita y cálida,
Como eran para mí de tu boca,
Los más ardientes gestos y besos.
He soñado con tu dulce talle,
Despojándose del pudor,
Que tu cuerpo desnudo y abierto,
Se entregaba al clamor de mis manos
Y sus dedos entre caricias,
En la seda de de tu pelo se enredaban.
He soñado que mis labios entre besos,
Por tu bella anatomía se extasiaban,
Buscando en su orografía tus espasmos,
Reflejos de un dulce placer.
He soñado mis mayúsculas ansias,
Heredad de otras, arcaicas y tribales,
Hundirse en el lecho de tu vientre,
Hambriento, palpitante y ardiente,
Reclamante de mi ofrenda corpórea.
Te he soñado en la ancestral leyenda,
Mordiendo del fruto que fue prohibido
Y fundando aplomada la libertad,
Desde el apócrifo pecado original.
Te he soñado desde la cuna de la patria,
Derribando fronteras y distancias,
Para cobrarte mi deseo,
Que en mi sueño, también era el tuyo
Y en él nos fundíamos entregados
A su fuego lúbrico y rijoso.
He soñado contigo en el paraíso,
Mujer de la costilla de un hombre de barro,
He soñado con tu faz, en aquel nombre,
Génesis de todos los nombres de mujer.
A mil kilómetros de distancia,
Con tus labios de amplia sonrisa
Y tus ojos grandes avellanados.
He soñado tu negra melena,
Tu graciosa y esbelta figura,
Depósito de incisivas miradas
Y primógenos deseos.
He soñado con el imposible,
Pues para mí era de tus miradas,
La más solícita y cálida,
Como eran para mí de tu boca,
Los más ardientes gestos y besos.
He soñado con tu dulce talle,
Despojándose del pudor,
Que tu cuerpo desnudo y abierto,
Se entregaba al clamor de mis manos
Y sus dedos entre caricias,
En la seda de de tu pelo se enredaban.
He soñado que mis labios entre besos,
Por tu bella anatomía se extasiaban,
Buscando en su orografía tus espasmos,
Reflejos de un dulce placer.
He soñado mis mayúsculas ansias,
Heredad de otras, arcaicas y tribales,
Hundirse en el lecho de tu vientre,
Hambriento, palpitante y ardiente,
Reclamante de mi ofrenda corpórea.
Te he soñado en la ancestral leyenda,
Mordiendo del fruto que fue prohibido
Y fundando aplomada la libertad,
Desde el apócrifo pecado original.
Te he soñado desde la cuna de la patria,
Derribando fronteras y distancias,
Para cobrarte mi deseo,
Que en mi sueño, también era el tuyo
Y en él nos fundíamos entregados
A su fuego lúbrico y rijoso.
He soñado contigo en el paraíso,
Mujer de la costilla de un hombre de barro,
He soñado con tu faz, en aquel nombre,
Génesis de todos los nombres de mujer.
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